La piel a los 30: ¿necesita nuevos cuidados?

A partir de los 30 las necesidades de la piel cambian y hace falta ajustar algunos puntos en la rutina de cuidados.
Sucede que en este momento de la vida las fibras encargadas de dar firmeza y elasticidad a la piel (colágeno, fibroblastos y elastina) comienzan a bajar el ritmo de sus funciones de renovación y reparación y también disminuye la capacidad de los tejidos de retener agua.
Los resultados: la epidermis se ve más seca, fina y sensible y comienzan a aparecer las líneas de expresión, que se forman por los gestos propios de cada uno.
¿Qué hacer?
- La primera medida, imposible de pasar por alto, es extremar la protección contra el sol durante todo el año. Esto evitará el fotoenvejecimiento (que es el deterioro producido por los rayos UV). Hoy en día contamos con una variedad enorme de productos, que se adaptan a las características de distintos tipos de piel.
- El consumo de abundante cantidad de líquidos también es fundamental, ya que contribuye a mantener la elasticidad de los tejidos.
- En cuanto a los cuidados específicos, no se puede pasar por alto la hidratación de la piel. Existe una gran cantidad de opciones, en cremas, emulsiones y sueros, que contienen principios activos con diversos tipos de antioxidantes, cuya función es evitar el envejecimiento de los tejidos debido a la acumulación de sustancias oxidantes (radicales libres) y que estimulan la regeneración de las células.
- Los tratamientos médicos mínimamente invasivos son otros de los recursos que ayudará a mejorar las características de la piel deteriorada. Las sesiones de radiofrecuencia, con luz pulsada, láser o ultrasonido microfocalizado, por ejemplo, permiten cambios notables. El plasma rico en plaquetas, por su parte, contribuirá a regenerar el colágeno perdido por el paso del tiempo.
- Mientras que la ingesta de suplemento dietarios bebibles -ricos en colágeno, resveratrol, coenzima Q10 y vitaminas- reforzará los cuidados específicos.